Si pudiéramos tolerar lo verdadero por mucho que nos duela…
Si pudiéramos comprender la humildad…
Una mujer deslumbra mis pupilas,…siento que la fantasía, lo imaginario se equipara con la realidad y hasta por momentos la supera. ¡Algo anda mal! Contemplo este cuadro y oigo murmurar su protesta al cielo…
“¡Soy un Maniquí, imagen y semejanza de lo que pide esta sociedad,…y aun así me descuidan!”
Mi corazón se estremece y comprende un poco más…
Lo exterior podemos encontrarlo en infinitos estados y formas, pero lamentablemente ese no es el camino... Pues lo externo, lo superficial al igual que la pintura de cualquier pared tarde o temprano se deteriora.
La revolución es una actitud interna, espiritual, una reivindicación de la belleza de nuestro mundo interior.
TXT: Martín Más

